jueves, 29 de noviembre de 2007

El anhelado desarrollo turístico del suroeste y sus respectivas retrancas.




“No hay tierra tan hermosa como la mía, bañada por sus mares de blanca espuma”, esta frase la expresa un estribillo de una canción que recrea los paradisíacos atractivos de nuestra media isla tropical enclavada en el Caribe americano, que es reconocida a nivel del mundo por el cadencioso merengue, la rítmica y sensual bachata, su abultada producción de peloteros profesionales y por su rica gastronomía que la integran variados platos típicos.

Pero lo que mas atrae a todos los turistas que nos visitan, son las hermosas playas y paisajes naturales únicos en el mundo que se encuentran en su gran mayoría en la región suroeste, aparte de la zona norte desde Montecristi hasta Samana, prosiguiendo en el este desde Miches hasta llegar a Juan Dolio.

Precisamente la región suroeste siempre es tomada como ejemplo para anunciar proyectos alegres sobre el “cacareado” desarrollo turístico de la comarca, mientras todo lamentablemente se queda en la gatera, sin dar ni siquiera el primer picazo para iniciar los “complejos de hoteles cinco estrellas y hasta una marina para yates”, que sin miedo a mentir puedo afirmar que se ha dicho en mas de cien ocasiones pero que hasta la fecha no se observa una acción concreta al respecto.

Si de playas se trata las provincias de Azua, Barahona y Pedernales no tienen mejor carta de presentación que; Monte Río, Caracoles, El Quemaito, San Rafael, Saladillas, Cienaga, Bahoruco, Los Patos, Enriquillo, Los Cocos, San Luís, Bahía de Águilas, Cabo Rojo entre otras atractivas costas que por su singular hermosura les arrancaron suspiros a los piratas Cofresí y Francis Drake, según relatos históricos de nuestros ancestros.

Ni hablar del pontecial ecoturístico que presentan las frescas montañas de la sierra del Bahoruco donde se enseñoreó el indómito cacique rebelde Guarocuya (Enriquillo) en contra de los maltratos de los colonizadores españoles y donde todavía quedan rasgo rupestres aborígenes como son las Caritas de Indios grabadas en las rocas por nuestros primeros pobladores.

Es inolvidable experimentar el contacto con la naturaleza en las lomas de Cachote, Polo, El Platón, Chene, Peñalba, Las Filipinas, Santa Elena, Pelempito, Aceitillar entre otros lugares montañosos, en que la vegetación esta completamente virgen, o disfrutar del singular atractivo que ofrece la laguna de Oviedo con variadas especies de aves y reptiles endémicos ubicados a menos de dos horas de Barahona.

Pero como dice la autora de mis días: Doña Bélgica Terrero que “no hay felicidad completa”…todos esos atractivos que nos regalo la madre naturaleza parecen no importarle un grano de cilantro a todas las autoridades pasadas y presentes de la Secretaria de Estado de Turismo quienes solo han pensado en intereses personalistas a beneficios propios o de familiares y no han hecho nada en lo absoluto para esta región sea desarrollada turisticamente.

Fue un simple espejismo que se vivió en la región especialmente en Barahona cuando el doctor Rafael Subervi Bonilla (Fello) fue nombrado como secretario de turismo en el anterior mandato gubernamental, pero sucedió como un merengue de Toño Rosario…”no hizo na…no hizo na…no hizo na”; ni hablar del flamante Félix Jiménez (Felucho) quien según denunciara el periodista Melton Pineda se esta dando a la repugnante tarea de sonsacar a posibles inversionistas de esta región para llevárselo a Bavaro y Punta Cana.

Suena muy bonito que en los municipios de Canoa y Vicente Noble se erigirán complejos de spas y masajes corporales en las aguas termales que brotan allí con una inversión en millones de euros por parte de unos empresarios italianos y del pomposo anuncio de la regeneración de las playas de El Quemaito y San Rafael además de una marina para yates en el área del cayo en Barahona.

Ojala que todos esos anuncios se puedan concretizar por el bien de nuestra sufrida región que se ya esta cansada de tantos anuncios vacíos sin pies ni cabeza y que las famosas retrancas que todos conocemos se puedan evadir para que podamos hablar de un desarrollo turístico sostenido en beneficio de toda la población y no de un grupo de pendejos que viven de esas acciones fallidas y tan cacareadas…ya basta ¡Caramba!

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